sábado, 29 de septiembre de 2012

Décimo. El hombre primitivo y la religión

  
1. Aparece el ser humano, creador de la cultura.
A partir de 1959, expediciones científicas han sacado a la luz una sorprendente documentación compuesta por cráneos y esqueletos alrededor de los cuales se han encontrado guijarros tallados por una cara o por ambas, armas de caza, percutores y otros utensilios.  A este primer hallazgo cultural se le ha denominado Cultura de Olduvai, un yacimiento de Tanzania, y su artífice ha recibido el nombre de Homo habilis.  El Homo habilis habitó la Tierra entre 2.500.000 años hasta 1.600.000 años, con una cavidad craneal de 760 cm3  y columna vertebral casi recta.  Rasgos antropológicos demuestran que este ser presentó habilidades para crear y fabricar útiles según resistencia, solidez y color; aquí comienzan los indicios significativos de la presencia de un imaginario y de una conciencia simbólica; “una vez que ha empezado a crear, este hombre ya no se detiene” y así, se prueba la existencia de una función simbólica como rasgo distintivo de la especie humana, marcando el nacimiento del Homo religiosus; con la invención de la cultura el Homo habilis nos transmite un desarrollo de la inteligencia.


2. Hombre conquistador de los espacios y espectador de la bóveda celeste.
El Homo erectus, “hombre de pie”, es el siguiente eslabón que apareció en África oriental, localizado al este del lago Turkana, en Kenia, hace 1.500.000 años, y cuyos restos ya se habían descubierto en Java en el año 1891; el Homo erectus se extendió desde África hasta Java, China y el sur de Europa, desapareciendo hace unos 150.000 años. Poseía una cavidad craneal que evolucionó de 800 cm3 hasta 1.250 cm3. 

Este conquistador de los espacios ha dejado numerosas huellas de sus asentamientos, entre las cuales se encuentran campamentos al aire libre y restos de cabañas con espacios interiores diferenciados para la talla de útiles, la preparación de la caza o el descanso de la familia.  La talla de piedra, o primitiva industria lítica, y el dominio del fuego, en la civilización achelense, son características propias del Homo erectus, donde esta última manifiesta más un progreso psíquico que técnico, debido al hallazgo de indicios rituales en torno suyo, con lo que podemos pensar en la importancia de este elemento para la casa, la familia y la sociedad, ya que de esta manera se crea el espacio humano con sentido futuro.  El historiador de religiones Mircea Eliade sostiene que el ser humano en este momento contempló la bóveda celeste de modo particular y experimentó una auténtica presencia de lo sagrado en su conciencia, dejándonos las raíces de la religiosidad humana.




3. El Homo sapiens y la conciencia de una vida después de la muerte.
Alrededor de los 150.000 años el Homo sapiens apareció, con una cavidad craneal que va de los 1.400 cm3 hasta los 1.700 cm3.  El hombre del paleolítico medio desarrollo la industria musteriense, la cual comprende un conjunto de técnicas de fabricación que implican un aprendizaje y, por lo tanto, un lenguaje.  El Homo sapiens tomó conciencia de la muerte y, de alguna forma, de continuidad de la vida; las primeras sepulturas descubiertas se encuentran en Skhul y en Qafzeh, en Palestina y datan de hace 90.000 años; en La Ferrassie se comprobó antropológicamente la existencia de vínculos afectivos entre los vivos y el niño difunto sepultado; así, es común encontrar elementos particulares como ramas, flores, utensilios, adornos, protectores craneales, que posibilitan la conciencia de una vida después de la muerte.  El tratamiento del ocre amarillo, que se torna de color rojo al calentarlo con el fuego, y su uso funerario, simboliza la sangre y la vida contenida, buscando manifestar la creencia de la vida más allá. Hacia finales del paleolítico superior los ritos funerarios se multiplicaron en Europa, Asia y África.

 









 
4. El hombre en busca del sentido del Universo.

Llega entonces el Homo sapiens sapiens, el hombre del paleolítico superior, alrededor del 40.000 hasta el año 10.000.  Este hombre manifiesta un nuevo estadio de humanización caracterizado por la armonía entre utensilio, mano, cerebro, conciencia intelectual e imaginario; el resultado de esta actividad es el maravilloso patrimonio mundial de arte y cultura, ya que gracias a él sabemos cómo pensaba nuestro ser.  Henri Breuil llama la atención sobre la similitud entre algunos ritos mágico-religiosos asociados a la caza mayor y los ritos que celebran las tribus aborígenes actuales; por su parte, Jean Clottes y David Williams expresan que la creación de pinturas rupestres es obra de chamanes, personajes iniciados bajo el efecto de drogas, que durante el trance transmiten sus mensajes y visiones.
André Gourhan opina que las pinturas constituyen mitogramas (composiciones que cobran sentido sólo cuando el maestro narra a los jóvenes la historia representada en la pintura), encontrándonos con los orígenes de los primeros y grandes mitos que luego se expresarán con las primeras escrituras.  ¿Y qué busca este hombre del paleolítico con todo esto? Seguramente la construcción del sentido de la vida y del universo, y para esto ha echado mano del lenguaje simbólico y mítico; busca el sentido de la vida y cree en la existencia de la vida después la muerte; sus dibujos y pinturas se encuentran sobre rocas y bajo tierra, en cuevas transformadas en santuarios, donde la expresión artística realiza la prueba de una experiencia rica de lo sagrado y del misterio de la vida. 


5. El hombre sedentario y el desarrollo de la conciencia de lo divino.
Hacia el año 12.000 a.C el hombre abandona los refugios naturales y se asienta en espacios habitables construidos por poblaciones que viven del medio circundante, estos son los llamados poblados sedentarios y a esta civilización se la conoce como Natufiense, apareciendo con ella la construcción de los primeros cementerios, dato que respalda la fe en una vida más allá de la muerte y en una comunidad de difuntos.  Hacia el año 10.000 a.C aparecen estatuillas femeninas, encontradas por Jacques Cauvin en Mureybet, junto al río Eufrates, evento que promovió la denominada revolución de los símbolos: La mujer y el toro son los primeros motivos que representan la divinidad.  En el año 8.300 a.C el nacimiento de la agricultura, la domesticación de animales y la aparición de nuevas tecnologías dio inicio a la religión neolítica; en la península de Anatolia se han encontrado santuarios domésticos, frescos, altorrelieves, estatuillas femeninas y de hombres en posición orante; Cauvin expresa que “lo sagrado ya no está al nivel del hombre sino por encima de él (Creencia en un ser supremo); además, aquí se encuentran definidos los grandes mitos agrarios, las estaciones, el cosmos, el origen del sol y de los astros.
  

6. Símbolos, mitos y ritos del hombre religioso.
Queda reflejado que el símbolo es un elemento fundamental para el pensamiento, la conciencia, la creatividad y la vida del hombre religioso, así como lo manifestó Mircea Eliade; el cielo revela directamente al hombre arcaico su trascendencia, su fuerza, su carácter sagrado, convirtiéndose en agente de revelación, y la relación entre psique humana e impulsos externos hace que el hombre conozca un crecimiento y una actividad siempre nuevas.  Su imaginario le permitirá realizar signos y símbolos de lo trascendente y lo divino, lo cual es hoy día un patrimonio religioso de la Humanidad.  El mito le sirve al hombre para contar hechos de sus orígenes, del tiempo fabuloso y primordial de los inicios, explicando así su realidad; el mito es una historia sagrada estructurada mediante un sistema de símbolos, donde su repetición cumple la función de despertar las conciencias y renovar el hecho primario; para los monoteísmos basados en fundadores históricos los mitos son convertidos en compendio a través de la historia sagrada plasmada en el texto y sus ritos particulares servirán de mediadores y de renacimiento del carácter sagrado, ya que el rito encuentra espacio dentro de una expresión simbólica en la que el hombre busca un contacto vital con la divinidad.  De esta forma, símbolos, mitos y ritos son elementos esenciales para la actividad del hombre religioso.
 Mayor información:   Ver video:   El origen del hombre - National Geographic


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   Homo habilis.


Homo sapiens.   



El Origen del hombre.

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